Misereor está al lado de los débiles
Misereor es la Obra episcopal de la Iglesia católica alemana para la cooperación al desarrollo. Desde hace 50 años Misereor lucha comprometidamente contra la pobreza en África, Asia, Oceanía y América Latina. Su ayuda se dirige a todas las personas necesitadas, sin distinción de religión, pertenencia étnica, color o sexo.
Misereor se identifica con un amor activo al prójimo, principio fundamental de la vida cristiana. Pues los pobres son hermanos y hermanas con derecho a una vida digna. Misereor los apoya en este empeño. Nuestra Obra no persigue otra finalidad que la promoción del desarrollo. El mandato recibido de los obispos alemanes excluye claramente el fomento de medidas pastorales y misioneras.
“Misereor super turbam – Tengo compasión de esta gente” (Mc 8,2).
Estas palabras de Jesús le dieron su nombre a la institución: Misereor. Hasta el día de hoy el trabajo de Misereor se caracteriza por esta proximidad afectiva al prójimo, por una comunión y empatía con aquellos que sufren desventajas.
El sueño de un mundo más justo
Así como las causas y los rostros de la pobreza y la injusticia son muy diferentes, así de variados son los proyectos. Pero todos tienen algo en común: todos se centran en el ser humano integral. Además de satisfacer necesidades elementales, como la seguridad alimentaria, los proyectos contribuyen también a hacer respetar los derechos de las personas y abrirles caminos para alcanzar una vida digna.
Lo ideal es lograr un mundo en el cual todos participen en la construcción del bien común, donde se reconozca y promocione la diversidad cultural y se implemente la equidad hombre-mujer. Tales objetivos superiores ya se consideran en la planificación de los proyectos.
Por ello los proyectos de Misereor fortalecen la autoiniciativa de los pobres y los alientan a expresar sus intereses y necesidades, no como quienes piden un favor, sino como personas que conocen sus derechos y deberes. Este tipo de ayuda contribuye, al mismo tiempo, a que los pobres no se vuelvan dependientes de la ayuda exterior.
Misereor confía en las contrapartes locales
El inicio de un nuevo proyecto de Misereor no significa que expertos europeos se ponen en camino a diferentes regiones del mundo portando en su equipaje las soluciones adecuadas. Misereor confía más bien en la experiencia de sus contrapartes locales: organizaciones eclesiales, organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales e institutos de investigación, con los cuales coopera estrechamente, en parte desde hace décadas. Junto con los beneficiarios, las organizaciones contrapartes reflexionan sobre el objetivo de desarrollo que se desea alcanzar e implementan los proyectos correspondientes. Misereor los asesora y apoya con conocimientos y recursos financieros.
Transparencia nos es fundamental
Misereor emplea sus recursos en forma responsable, económica y eficiente y regularmente rinde cuentas a sus financiadores. Esto vale tanto para los donadores particulares como para los financiadores públicos. Múltiples controles internos y externos garantizan el manejo transparente de sus recursos financieros.
Misereor se somete a sí misma y a sus organizaciones contrapartes a reglas claras: todas las áreas de trabajo son controladas regularmente. Líneas directrices internas para el personal y la dirección deben impedir abusos y corrupción. Asimismo, para garantizar la mayor transparencia posible regularmente se publica la proveniencia y el empleo de los recursos financieros. En cuanto a la eficacia del trabajo de desarrollo en los proyectos apoyados por Misereor, la misma es supervisada por consultores externos y documentada anualmente en un informe de evaluación accesible al público.